¿Qué
gente es ésa, Dios mío, que se sienta frente a la computadora para
escribir, escribir y escribir a otras personas que ni siquiera conocen,
hablando de amor, amistad, ternura, afecto, y cariño?
¿Qué gente es ésa, que hace y pide plegarias para personas que nunca vieron y, posiblemente, jamás verán?
¿Qué
gente es ésa, que se preocupa por las familias de esas mismas personas
que muchas veces ni saben por adelantado del problema de salud, que en
varios países del mundo por largo tiempo alguien llamó a un poder más
alto y sublime y pidió por ellas?
¿Qué
gente es ésa, que arregla las mañanas de tantas personas, y de manera
colorida y holográfica deja feliz el corazón muchas veces carente de un
afecto?
¿Qué gente es ésa, misteriosa, que se esconde detrás del anonimato?
Ah, ¡creo que lo descubrí! ¡Son ángeles que se aparecen, que
tienen alas y fueron mandados por los poderes mayores del Cielo, para
dejar este mundo lleno de problemas con chispas de luz todos los días...
Esa
gente piensa que nadie sabe quiénes son ellos, pero yo ya lo descubrí y
lo voy a contar a todos los que conozco: Gente, ellos son ¡ángeles
disfrazados!, pero son ángeles, que recibieron como misión hacernos
felices.
d/a