Al principio
el padre no dio crédito a las palabras del niño. Pensó que sería
imposible que, a su edad, hubiera conseguido recomponer un mapa que
jamás había visto antes. Desconfiado, el científico levantó la vista de
sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un
niño.
Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares.
¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz?
-Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lograste armarlo?
-Papá, yo no sabía
cómo era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para
recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre ...
Así que dí vuelta a
los recortes y comencé a recomponer al hombre, que si sabía como era.
Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había
arreglado al mundo.