Lenta muerte me das
en la angustia de verte ajena,
y al adorarte en silencio sabrás
que tu amor es mi condena.
Yo que duermo con tu nombre
y entre sueños tu risa encuentro,
callado junto al alba
abrazado tan sólo del recuerdo.
Quisiera ser tu fe y anhelos
más soy el poeta de la desdicha,
quisiera gritar al mundo que me gustas
y ocultarme en la paz de tu sonrisa.
Quisiera ya no sentir dolor
de aceptar tu amor como tormento,
yo que adivinaba en tu mirar
la pasión, el deseo y el descontento.
Yo que adivinaba en ti
el deseo surgido de tus entrañas,
y calmaba hasta hacerte enloquecer
con una de mis caricias sabias.
Quisiera hoy como nunca enloquecer
tan sólo porque te amo,
quisiera que volviera aquel ayer
que aún sigo esperando.
Desconozco autor.