Amiga mía, en esta noche hermosa de nuestras vidas, hoy que hemos coincidido en esta reunión nocturna por "casualidad". Déjame antes que nada, agradecerte por tu fiel amistad, por tantos momentos bellos en los que a tu lado he sido feliz. Pasa por alto, el atrevimiento de mi parte, al tomar tu mano y acariciarla suavemente, sólo sonríe de esa forma tan dulce que me hace olvidar quien soy.
Anda, acércate un poco más, que quiero decirte algo, quiero darte aquel consejo que aquel día me pediste, quiero hablarte del amor, de ese amor grande que no cabe en el universo. Tú cuando ames, entrega el corazón entero, deja que la llama del amor arda, que los consuma a los dos, que no quede en el espacio un lugar en el no haya un poco de ese amor. ¡Ama!, simplemente ama. Con el alma henchida de pasión, ¡con el ímpetu de un río caudaloso!
Ama como si en ello se te fuera la vida, que tal vez mañana ya no puedas hacerlo. Ama con gran intensidad, siente el corazón latir como potro desbocado. Todo esto te lo digo sólo porque quiero verte siempre sonriente. Sigue amiga mía, por favor, mi consejo, solamente una última cosa te pido... Cuando te enamores de esa manera, fíjate muy bien de quien lo haces, odiaría verte sufrir de nuevo. Ya te lo dije una vez, y hoy lo vuelvo a repetir, sólo quiero que seas feliz.
Ahora, callaré mi boca, y en silencio absoluto, dejaré que mis ojos hablen, ellos te dirán lo que no pueden decirte mis labios... Mi ángel hermoso, cuando llegue ese día, en que tengas que amar como te he dicho, por favor...
Amame a mí.
Desconozco autor
© Fondo Luz Marina R 2009
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