"No tengo que ganarme el amor. Soy digna de amor por derecho propio".
Eso dice una frase de autor desconocido que leí hace un tiempo en una de las páginas del Taco que cuelga en la pared de mi cocina.
Me gusta. Es bonito y a la vez importante saber que por el hecho de ser una persona tengo derecho a ser amada. Porque nadie puede vivir sin amor. No importa el color de mi piel, ni mi aspecto físico, ni mi lugar de nacimiento, ni mis conocimientos, ni mi estatus social…
Pero basta con abrir los ojos y mirar alrededor, o más lejos, a través de las noticias de prensa, radio y televisión, para darse cuenta de que son miles, millones mejor, los seres humanos a los que se les niega este derecho. Personas hambrientas, sin hogar, sin cultura, sin asistencia médica, personas que sufren como consecuencia de la guerra, ese incontable número de víctimas de las mafias, de la pederastia, de la prostitución y de todas las lacras que azotan esta Tierra nuestra y que provocan vergüenza en cualquier persona bien nacida.
Publicado por Toria Alcázar
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