Ahora sí, el tipo ha perdido el camino,
un ciego perdido en un lugar desconocido,
avizorando la muerte.
Desplegado en alas negras,
su deseo, sus sueños,
su amor perdido para siempre en el abismo de otros brazos.
Las preguntas sobran, sólo queda este dolor,
este sentimiento cercano a las sombras,
Esta impotencia, esta rabia...
El tipo es un abandonado de la suerte,
un mendigo de Dios que ha perdido la fe,
la esperanza.
Hay un sinfín de seres perfectos,
Fríos como asesinos...
Como príncipes,
hastiados de todo, ahítos de placer.
Un desfile de acólitos de la oscuridad.
Un camino recorrido por niños hambrientos,
revolviendo la basura en busca de un mendrugo,
algo que cambie esta angustia,
estas ganas interminables de llorar,
el deseo necio de evitar la noche,
de arrancarse las entrañas,
de gritar,
De morderse los labios hasta sangrar...
De entregar la vida en todo caso,
y a cualquier precio,
porque sí, porque no puedo seguir respirando,
sin mirarte,
sin tenerte,
sin besar tu boca.
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