Luego hicimos un pacto de sinceridad,
vamos transformando orgullo por dignidad,
abrir las puertas a la verdad, dejar de defender,
juntos y fieles con humildad, sin ignorar la voz del corazón.
Pues es el ego quien se aferra, quien me acoraza,
y no es maldad, es tan solo ignorancia
Hoy saque a mi ego a pedir perdón,
nos hacía falta conciliar y unirnos en oración.
No es santo quien desecha su parte humana
es santo el humano que la pone a trabajar en su divinidad
(a.d.)