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Resposta  Missatge 1 de 4 del tema 
De: ◘ Sire ◘  (Missatge original) Enviat: 15/02/2017 20:51

 

 

 

Dolor



Hacia la madrugada

me despertó de un sueño dulce

un súbito dolor,

un estilete

en el tercer espacio intercostal derecho.


Fino, fino,

iba creciendo y en largos arcos se irradiaba.

Proyectaba raíces, que, invasoras,

se hincaban en la carne,

desviaban, crujiendo, los tendones,

perforaban, sin astillar, los obstinados huesos,

durísimos

y de él surgía todo un cielo de ramas

oscilantes y aéreas,

como un sauce juvenil bajo el viento,

ahora iluminado, ahora torvo,

según los galgos-nubes galopan sobre el campo

en la mañana primaveral.


Sí, sí, todo mi cuerpo era como un sauce abrileño,

como un sutil dibujo,

como un sauce temblón, todo delgada tracería,

largas ramas eléctricas,

que entrechocaban con descargas breves,

entrelazándose, disgregándose,

para fundirse en nódulos o abrirse

en abanico.


¡Ay!

Yo, acurrucado junto a mi dolor,

era igual que un niñito de seis años

que contemplara absorto

a su hermano menor, recién nacido,

y de pronto le viera

crecer, crecer, crecer,

hacerse adulto, crecer

y convertirse en un gigante,

crecer, pujar, y ser ya cual los montes,

pujar, pujar, y ser como la vía láctea,

pero de fuego,

crecer aún, aún,

ay, crecer siempre.

Y yo era un niño de seis años

acurrucado en sombra junto a un gigante cósmico.


Y fue como un incendio,

como si mis huesos ardieran,

como si la médula de mis huesos chorreara fundida,

como si mi conciencia se estuviera abrasando,

y abrasándose, aniquilándose,

aún incesantemente

se repusiera su materia combustible.


Fuera, había formas no ardientes,

lentas y sigilosas,

frías:

minutos, siglos, eras:

el tiempo.

Nada más: el tiempo frío, y junto a él un incendio

universal, inextinguible.


Y rodaba, rodaba el frío tiempo, el impiadoso tiempo

sin cesar,

mientras ardía con virutas de llamas,

con largas serpientes de azufre,

con terribles silbidos y crujidos,

siempre,

mi gran hoguera.

Ah, mi conciencia ardía en frenesí,

ardía en la noche,

soltando un río líquido y metálico

de fuego,

como los altos hornos

que no se apagan nunca,

nacidos para arder, para arder siempre.

 

 

Dámaso Alonso 

 

 

 

 



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Resposta  Missatge 2 de 4 del tema 
De: Taty Enviat: 16/02/2017 02:34

Resposta  Missatge 3 de 4 del tema 
De: Amparito 09 Enviat: 16/02/2017 11:40

Resposta  Missatge 4 de 4 del tema 
De: pupis Enviat: 20/02/2017 00:01
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