Los hermanos no necesitan palabras, ellos han perfeccionado un lenguaje
de guiños, sonrisas, ceños fruncidos y expresiones sorpresa, que pueden
socavar cualquier cuento que les estés contando... Cada día y cada
minuto con nuestros hijos debe ser aprovechado para marcar en sus
corazones cuánto se les ama, para recordarles que son nuestros hijos y
que serán amados siempre.
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