La abundancia del universo fluye hacia mí y la acepto con gozo y gratitud.
Algunas personas pueden pensar que la prosperidad es algo que hay que ganarse, que es una meta por lograr. Mas en la Verdad espiritual, ella es una expresión natural del amor divino. La prosperidad fluye abundantemente en cada átomo del universo y en cada célula de mi cuerpo.
Si siento que mi prosperidad está reprimida, quizás haya olvidado estar pendiente de mis pensamientos y creencias. ¡No me preocupo! Mantengo mi mente positiva. Determino apreciar las muchas maneras en las cuales la prosperidad ya se expresa en mi vida. La provisión de todo bien sobreabunda cuando Dios es una prioridad en mi vida. Abro mi corazón para recibir y aceptar la riqueza del universo.
Ustedes son un rebaño pequeño. Pero no tengan miedo, porque su Padre ha decidido darles el reino.—Lucas 12:32
La abundancia del universo fluye hacia mí y la acepto con gozo y gratitud.
Algunas personas pueden pensar que la prosperidad es algo que hay que ganarse, que es una meta por lograr. Mas en la Verdad espiritual, ella es una expresión natural del amor divino. La prosperidad fluye abundantemente en cada átomo del universo y en cada célula de mi cuerpo.
Si siento que mi prosperidad está reprimida, quizás haya olvidado estar pendiente de mis pensamientos y creencias. ¡No me preocupo! Mantengo mi mente positiva. Determino apreciar las muchas maneras en las cuales la prosperidad ya se expresa en mi vida. La provisión de todo bien sobreabunda cuando Dios es una prioridad en mi vida. Abro mi corazón para recibir y aceptar la riqueza del universo.
Ustedes son un rebaño pequeño. Pero no tengan miedo, porque su Padre ha decidido darles el reino.—Lucas 12:32
La vida tiene sus altibajos. A veces necesito el consuelo de un amigo o ser querido. Otras, soy yo quien consuela. Bien sea que busque solaz o lo provea, sé que la fuente de fortaleza y paz proviene del interior.
Busco consuelo y fortaleza en Dios. Al centrar mi mente y corazón en la oración, dejo ir cualquier pensamiento, reto o duda y simplemente descanso en la quietud. Tomo conciencia del amor infinito que me rodea y eleva mi espíritu.
Si deseo consolar a un amigo o ser querido, oro para ofrecer las palabras y acciones correctas. Entrego mis preocupaciones a la presencia omnisciente de Dios en mí.
Soy consolado por el amor de Dios, y este amor me permite consolar a los demás.
Muéstrame tu misericordia, y ven a consolarme, pues ésa fue tu promesa.—Salmo 119:76