¡Dame de tu voz el viento!
¡Dame de tu voz el viento!
Que de palabras se abracen
mi soledad y la tuya.
Que no nos duerme la muerte
con su silencio de tumba,
dame de tu voz el viento,
no dejes de hablarme nunca.
Que tus palabras penetren
la quietud de mi penumbra
y que despierte mi boca
con el sabor de tu lluvia.
¡Dame de tu voz el viento!
¡No dejes de hablarme nunca!
Que no descanse mi oído
del tambor de tu pregunta.
Y que los labios espacien
con su calor en censuras
conversaciones eternas
en nuestras voces oscuras.
Desconozco el autor