Déjame recostar mi sed
Déjame recostar mi sed junto a tu boca. Deja la quietud de mis pies al borde de tus poros Déjame con esa voz que sólo yo conozco descansa ya, detente no es posible seguir en busca de más llanto. Sí, quiero una paz que se levante diaria junto a mi sombra, que vuelvan a mi mesa el vino, el pan y a mi lecho el amor. Desde ahora descansará mi arco, no más flechas de guerra en los atardeceres solos. No más la inútil impaciencia de rogar un verano, ni las manos a tientas buscando recelosa mi propia piel. Devuélveme en tu rostro la verdad de mis ojos y empieza a recorrer mi sangre, en un solo latido, como cuando se piensa un hijo. Dame el asombro renovado de tu palabra y también el silencio que clausura la angustia. Levántame el milagro del olvido!
Autor;Beatriz Zuluaga
poeta colombiana
|