Tiempo de Amar...
Cuando esta breve luz que nos envuelve
se nos torne tinieblas
y sintamos el frío de la arcilla
asido a nuestros cuerpos,
acéptame, Amor mío, entre tus brazos
mientras cantan, a coro,
con sus notas más tristes los difuntos.
Si algún día despiertas,
y en la luz cenital que te ilumina
se proyecta el amor que nos tuvimos,
no le cuentes al viento que ensayamos
caricias verticales
en la piel dibujada en nuestros cuerpos,
ni les muestres la luz que en ti reside
a los astros que lleven la tristeza
girando a sus espaldas.
Pero pide a tu dios que me atribuya
su voz para decirte:
¡Te Quiero!, cada tarde,
desde la soledad sin voz, ya resignado;
desde la soledad del náufrago que niega
al alma su destino;
desde esta soledad de polvo y de silencio.
Tano García-Page