UEN EL SILENCIO
En la inspiración dejad que suavemente Dios nos llene de su vida, y
en cada expiración dejad toda vuestra vida en el Señor.
Como que vuelve y retorna y se abandona a Dios; igual que se retira
el mar de la playa y vuelve a sí mismo.
La respiración es un nacer y un morir en las manos de Dios.
Cada respiración es una manera de vivir, es una manera de ser, es un existir.
No nos damos la respiración, nos la da Dios.
A nosotros se nos pide vigilancia, lucidez para recibirla.
Encontrad una buena base en esta tierra en que hemos de vivir;
pero la cabeza en el cielo.
Somos de la tierra pero somos también del cielo.
Nuestro corazón tiende hacia el cielo, y el cielo desciende hacia nosotros.
El cielo viene en nuestra búsqueda, nos busca siempre.
Cada vez que respiramos es el soplo de Dios el que nos viene a buscar.
El cielo y la tierra se besan en nuestro corazón.
Dios se abraza a nosotros en cada respiración.
Así el silencio es presencia ante esta vida que se nos da.
La vida entera es Presencia, es aliento.
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(Mensajes para el alma)
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