Hablo de ti y por ti
hablo de ti y por ti,
hablo para tu sueño,
para tu piel poblada de lluvias y cerezos,
para ti,
sin decirte,
no fuera que al nombrarte me salieran ampollas en los labios
hablo para que sepan los sauces que los hombres sin voz
también lloramos,
para que los arroyos, los ríos y las fuentes tengan celos
y envidia de tus ojos
hablo para el baúl de las muñecas de trapo,
para los pararrayos que cuidan de los pavos reales,
para los conductores bizcos de las ambulancias,
para la gente anónima que se muere de espaldas
hablo de ti y por ti
de ti porque me importas y por ti porque tienes las llaves del invierno,
porque quiero que aprendas mis silencios de jade,
porque busco tus labios cayéndome en la frente,
porque llevo en los párpados mil otoños mirándote
hablo como pretexto
para que no se note que es lunes y mi rostro plagado de derrotas,
para que no me exijas factura cuando aspiro tu oxígeno,
para que no endurezca el pan y no oxiden
nuestra celebraciones
y hablo no sé por qué
hablo para la rosa que florece en octubre,
para el pecho inasible de la yedra,
para el lirio que crece en las orillas de una isla ignorada,
para el verdor extinto de las luces de yodo
y endulzarle la fiebre al sarampión de las primeras
orquídeas azoradas.
Vicente Martín
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