Unicornio
Todo blanco, su trote en la espesura
contagiaba belleza y armonía,
cruzando en un temblor. Se conseguía
verlo tan sólo con el alma pura.
Tú lo viste en su prístina hermosura
antes de enamorarte, en la alegría
de tu cuerpo inocente, que encendía
sólo de luz, no llamas, tu figura.
Después, lo contemplaste en la memoria,
no ya en la realidad, pues la victoria
del amor en tu piel te dejó ciega.
Cuanto nos da la vida es gota a gota,
llevando cada triunfo una derrota;
se nos irá una opción, pero otra llega.