La purificación de sí mismo, aunque no parezca
ofrecer alguna realidad palpable,
es el medio más poderoso para reformular nuestro entorno
y superar los escollos más pesados.
Este proceso de purificación obra de un modo sutil, invisible.
Pese a su aparente lentitud,
a menudo fatigosa, es el medio por excelencia, el más directo,
el más seguro y el más
corto para alcanzar la liberación. Jamás se realizarán bastantes
esfuerzos para lograrla.
Pero como punto de partida debe haber una fe
inquebrantable como una roca
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