A mitad de mi camino
floreció la primavera,
desechando el otoño
que alfombraba ya mi vera.
Al fragor de su frescura
los días grises se han marchado
y es que ha sido su dulzura
lo que mi alma ha cautivado.
Oh, mi tierna primavera
tú, mi vida has renovado;
en estás letras quisiera
confesar me he enamorado.
De la mágica ternura
que tus flores me han brindado
que te adoro sin mesura
desde que estás a mi lado.