Sombra de un corazón
Ahora en mi mano
sólo queda la sombra,
de aquél hermoso corazón
que entre mis dedos
reposaba sosegadamente.
El latido que cada segundo
entre mi mano soñaba,
despertó entre los dedos
de un pecho que no es el mío.
¿En qué segundo fue?
que se escapo de mi mano
como quien huye,
la Luna al amanecer.
Dejándola inerte y vacía
sin tener en ella otro sueño,
que guardar entre su calor
¡pobres manos, frías quedaron!.
Su corazón lo sentía mío
así me lo cantó en silencio,
secretos de sus latidos y soñares
que con el alma protegía.
Atesoraba cada ilusión,
que convertía en arco iris
mi sonrisa, la luz de mis ojos,
pintando de deseos mi cielo.
Sus sentimientos era el altar
que a mis latidos veneraba,
latires invaluables, sagrados
que a mi pecho alzaba fuego.
Valioso y bendito corazón
que entre mi vida sombría,
intentaba mi alma y mi ser
poseer... por siempre.
Amor, no sientas pena
por robar tu propio corazón,
del aposento de mi mano
y del refugio de mi pecho.
Que la abertura entre mis senos
permanecerá abierta y latente,
por haber guardado ahí
a un corazón que peca,
de ser más que inigualable.
Que el espacio y el tiempo
que en mi permaneció,
es el mejor y mas valioso
de todo mi pobre existir.
Y ahora, añorándote,
sobre el pecho
he colocado mi mano vacía,
para que sus latidos
ahogados en amor y dolor,
no se escuchen sonar
y ni siquiera lejanamente,
su llorar y sus lamentos
¡puedan en tu lecho, resonar!.
Y así vida mía
no perturbar la calma
¡de tu alma, por tu partida!,
Amor, he comprendido
que ser ajeno,
no es ser de otro,
es no ser de uno.
Y yo sigo siendo,
¡Tan ajena a Mi!.
Escrito por BeBe,
D.R. México
Extraído de la Web
Cariñosss...