Mis dedos fríos y mi pelo, que me golpean tus recuerdos, y me persigues en la sombra, tú. De dónde sales, tú, de dónde sales y me atacas, de dónde puede tu mirada hipnotizarme, hipnotizarme y elevarme y elevarme.
Contigo toda va bien, me fortaleces la fe, me haces eterno el momento de amarte,
a cada instante, sí, a cada hora,
mi dulce amiga, estás tú, sentada aquí en mi alma, en mis ojos y en mi puerta, dirigiendo mis motivos, mis victorias y mis guerras,
sentada aquí en mis ojos, viva en cada parpadeo, dirigiéndome a quererte mucho más que mis deseos.
Y me conoces más que nadie, pero me haces vulnerable con tu sonrisa que es un mar azul. De dónde sales tú,
de dónde llegas y me atrapas, de dónde puede tu palabra hipnotizarme, hipnotizarme y encantarme y enredarme.
Si querer es aprender, seguro que aprenderé a hacer eterno el momento de amarte.
A cada instante, sí, a cada hora, mi dulce amiga, estás tú, sentada aquí en mi alma, en mis ojos y en mi puerta, dirigiendo mis motivos, mis victorias y mis guerras.
Sentada aquí en mis ojos, viva en cada parpadeo, dirigiéndome a quererte mucho más que mis deseos.
Sentada aquí en mi alma, en mis ojos y en mi puerta, dirigiendo mis motivos, mis victorias y mis guerras.
Sentada aquí en mis ojos, viva en cada parpadeo, dirigiéndome a quererte mucho más que mis deseos.
Oh, oh, oh, oh, oh! Oh, oh, oh, oh, oh! Oh, oh, oh, oh, oh,! mucho más que mis deseos.
Oh, oh, oh, oh, oh! Oh, oh, oh, oh, oh! Oh, oh, oh, oh, oh! mucho más que mis deseos.
El mundo entero se vio sorprendido por la aparición de un virus completamente desconocido y mortal que obligó a que el aislamiento en los hogares se extienda por una gran cantidad de tiempo. Esta pandemia generó la aparición de nuevos temores como la hafefobia.
La hafefobia se trata del temor a tocar o ser tocado por miedo al contagio, provocado por los protocolos implementados para evitar la propagación del virus.
Sobre este, José Ramón Ubieto Pardo, psicoanalista y profesor colaborador de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación en la Universitat Oberta de Catalunya, aseguró que ya existía previamente a la aparición del coronavirus.
Por otra parte, reveló que se ha observado un crecimiento en estos trastornos pero que “no existen estudios concluyentes sobre ninguno de estos supuestos síndromes”. Sin embargo, no se puede negar es que “evidentemente hay un aumento de malestares diversos como el miedo, la tristeza, la incertidumbre, la angustia o la rabia”.
Pero la hafefobia no fue el único trastorno que ha crecido exponencialmente como consecuencia de la pandemia del coronavirus, ya que también muchas personas han experimentado el síndrome “de la cabaña”. Este expone el miedo a salir del hogar por miedo a lo que pueda ocurrir en el exterior.
También crecieron los casos del síndrome del “hambre de piel” que implica la necesidad del contacto físico con los seres queridos, derivando en depresiones por la falta de interacción física entre ellos.