Tengo congojas que no
se dejan sosegar y
una avidez que ni tiene
precepto al asecho.
¿Con qué evitarlo?
Si con el sólo hecho de verte
me nace esta excitante ilusión
que me hace perder la cordura
y la convicción de sed que llega
de saciar de tu cuerpo y de
tus labios su afabilidad…
Y decirte en aquel momento
cuánto te quiero y cuánto
te amo en realidad, porque
he de hay la verdad y la arrogancia
y la apacibilidad del alma
también de quien ama…
Porque amor es:
Dar sin esperar nada,
animo en la murria,
y dar la vida
y dotar alegría,
es gozar lo idílico,
sin contar los días
ni las mías.
Desconozco el autor