Hay en ti, en esos ojos, tristes y serenos,
de mirada ajena y distante,
la nostalgia entretejida de mis sueños,
que se escapan de mi como un instante.
Hay en ellos un fuego que se esconde,
una voz, de inocencia, un rezo, una esperanza,
que al palpitar de mis venas no responde,
y que a tus latidos con gritos no alcanza.
Hay en su mirar un ruego, tal pasión,
que al mirarme ya no hay voluntad ni conciencia,
que me arrebata, que me atrapa en ilusión,
que me inunda todo y se lleva mi esencia.
Hay cuando me ves un murmullo, una oración,
como un vuelo alto, lejano, sin destino,
que me guía, que me ofrece redención,
que me anhela, que me ofrece un camino.
¡Ay! si pudieras verte en la medida exacta de mis ojos,
como yo te veo entre locura y desdenes, desvarío,
derrumbarías de tu alma los cerrojos,
te entregarías a este amor que es tuyo y mío.
¡Ay! si pudieras beber de mi sangre la emoción,
y drenaras de mí toda mi vida hasta el final,
te entregaría hasta mi alma, cual desierto en erosión,
que si no lo hicieras me secaría sólo, hasta el final.
Si pudieras ver lo que yo veo al mirar,
en tus ojos oscuros, fijos y expresivos,
ya no podrías más que volar,
a la luz de los míos que son altivos,
y para amarme jurarías amar
y para amarte juraría no ser esquivo.
Desconozco el autor
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