A TODA LUZ
No quiero imaginarte en la negrura
de la alcoba, entre sábanas de holanda.
¿Acaso tu estructura se desbanda
bajo el embrujo que el amor conjura?
En bronce fundiría tu escultura
con cada rasgo que tu piel demanda
si la distancia entre los dos se agranda;
tal guarda mi memoria tu figura.
Mas no quiero idearte. Quiero verte
en cada vibración que te despierte,
en cada conmoción, en cada espasmo.
A toda luz, amor, y sin sonrojos,
que no sólo en la piel, mas en los ojos,
danza el diablo convulso del orgasmo.
Francisco Álvarez Hidalgo
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