Fue un adiós que en la lejanía y con un cielo gris,
una lágrima triste asomaba rebelde de dolor,
inconformada por el amor sin rumbo,
y en la distancia el vaivén de tus manos
sin poder retener mí vuelo.
Un adiós inclemente en busca del futuro
para ofrecerla a una bella chiquilla.
En el aire aún resuenan esas dulces promesas
de un te amo y esperar la vida entera, la que restara,
un beso tierno con el dolor inmenso de la separación,
un abrazo ya sin fuerzas para retener la ilusión del amor.
Los sueños quedaron en la niebla sin disipar,
una hija, símbolo del amor en la espera del regreso,
y el mañana que parece un siglo para llegar
sólo la espera incierta y desesperante del regreso sin fecha.
El destino cruel y salvaje mostraba al hombre sin mañana,
el amor fresco de una linda muchacha llena de vida,
que de admiración por él, nació un amor intenso de entrega.
Ahora la sombra del hombre va en busca del destino,
para ofrecer vida digna a esa increíble luz de plenilunio,
que llegó a marcar nuevamente su vida con un amor sincero,
en el último recorrido de su destino.
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