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Si me preguntaras hoy,
lo que he vivido con él,
te diría lo maravilloso
que ha experimentado mi ser.
Que me ha enseñado a adorar
como lo hace una creyente;
con una fe y esperanza ciegas,
como una loca, como una demente.
Que me ha llevado cual si fuera,
una pieza de cristal.
Que se lleva con cuidado
para poderla conservar.
Que me ha dado de beber
de su espíritu una miel:
Que me transporta a Saturno,
que me hace enloquecer
y que me sabe... el saber.
Que me ha llevado a pasear,
¿cuántas veces? No lo sé,
por el cielo, por la gloria
y que me ha hecho volver,
llena de felicidad...
y de felicidad por él.
Que me ha hecho entregarme así:
¡Con estas ganas!
¡Con este afán!
¡Querer tenerlo noche y día!
¡Amarlo una eternidad!
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