Deseos
Debieras explorarme.
Al fondo oscuro de mi entraña habitan
ciertos monstruos benévolos, erráticos.
Son aves de rapiña,
trazando extraños círculos de asedio;
panteras al acecho, en las orillas
de mis insinuantes emociones;
reptantes anacondas que se anillan,
y en su abrazo adormecen;
todas con rostros de accesibles ninfas.
No debieras temerlas,
no más inspeccionarlas, sin herirlas.
Son todas buena gente,
aunque hay quien les dedica
reniegos, anatemas,
y amagos de calderas encendidas.
Tienen afán de posesión, de juego,
diestras en persuasión, y anatomía.
Sumérgete en mi fondo, y reconoce
sus idas y venidas,
y déjate vencer, si te asediaran,
o toma tú, si no, la iniciativa.
Su piel de terciopelo
sabe de roces, vértigos, delicias
que ignora el Kama Sutra;
instrúyante en su técnica y carisma.
Y déjate llevar, como hoja seca
sobre corriente de agua cristalina,
y después dale vuelta a tu descenso,
nadando río arriba;
porque el triunfo absoluto pertenece
a quien inercia y frenesí combina.
A punto están mis fieras,
melosas, agresivas.