¡Ah maldito hastío, insípido, indescifrable!,
que carcomes con desinterés las hormas,
de la vida y de su sombra inalienable,
que deforma en intención de pocas formas.
Pareciera que no hay en la pluma tinta,
de mi boca se escaparon las historias,
cual mujer que yace encinta,
en el lecho del desahucio al que legará sus glorias.
Mis ojos pesan, mi alma sangra, ¡insensata!,
de conciencia clara y deseo iracundo,
los últimos alientos mi miseria arrebata,
y soy ya el pasado de un presente moribundo.
Mis palabras torpes van mal conjugadas,
mi ser errante por completo desvaría,
las palabras dulces palidecen desairadas,
perpetuando miserablemente esta prístina agonía.
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Desconozco autor.
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