Sin palabras
Se me adhiere tu cuerpo, apaciguado.
Derrotada la fuerza, no le queda
sino un tibio suspiro que se enreda
al árbol de mi fe, por ti plantado.
Casi no hablamos ya, todo expresado
por músculos de miel, lengua de seda,
y esa parte de ti que por mí rueda,
y esa parte de mí que te ha clavado.
Tantas cosas me has dicho sin palabras,
tan diestramente y en silencio labras
tu mensaje, que el alma me moldeas.
Más elocuente que la voz, el tacto
conoce el tono y el vocablo exacto,
y así es como transmites las ideas.
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