El viejo violín, maltrecho y golpeado,
fue menospreciado por aquel subastador.
Sin embargo lo alzó a la vista de todos,
esperando la oferta de algún caballero.
"Cuanto me ofrecen por él, señores?
Quien hará la primera postura?
Mil solamente?... Dos mil por aquí!
Hay alguien más que ofrezca tres mil"?
"Tres mil... uno, tres mil... dos,
Señores, lo vendo en tres mil"
pero en ese momento, se acercó un hombre,
y tomó en sus manos arco y violín.
Y quitándole el polvo al viejo instrumento,
tensó las cuerdas, y de manera asombrosa,
comenzó a tocar una dulce melodía,
suave... cautivante... y hermosa.
Cesó la música y alzando el violín,
el subastador dijo en voz suave y profunda:
"Y ahora señores cuánto me ofrecen?
Quién hará una nueva postura"?
"Un millón!... Quien me ofrece dos?
Dos millones?... y en tres lo liquido!
Tres millones... Uno, tres millones...Dos
y en tres millones queda vendido"!
La gente aplaudía, pero algunos decían:
"No comprendemos qué paso.
Qué fue lo que cambio su valor"?
Alguien respondió "El toque del Maestro"
Al igual que aquel viejo violín,
más de un alma maltrecha y golpeada,
trastornada por el pecado y la vida,
a precio muy bajo es rematada.
Pero viene el Maestro y los necios no entienden
cuán alto es el precio de un alma,
ni la transformación tan bella
que produce el toque del Maestro en ella.
Oh, Maestro, mi alma está trastornada
pon tu mano, Señor sobre mí,
y hazme vibrar como una canción,
que con su melodía te alabe a ti.
Desconozco el autor
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