CURAR VIEJAS HERIDAS La aceptación es clave para superar lo que pasó. Nada se podrá superar si no aceptamos absolutamente lo que sucedió. Intentar cerrar una herida sin decidir estar de acuerdo que lo que pasó y admitirlo plenamente, significará dejarla abierta y sangrando. Aceptar es entender que uno fue actor de todo lo que sucedió, que ya no puede cambiar nada de lo que pasó y que en conciencia plena asume que la salida y la solución parte de esa asunción y conocimiento. * Optar por una felicidad que no dependa de las circunstancias externas sino exclusivamente internas. Ser feliz hoy no debería depender de lo que sucedió un día de hace tiempo, sino deberá depender de ser quien soy. Nos debemos decir con convicción: ‘a pesar de lo que sucedió, está muy bien ser quien soy, y, a partir de esto, voy a andar un nuevo camino’. Y aceptar que aquel dolor sucedió y que aquello pasó, pero que nosotros somos los auténticos gestores de nuestra felicidad. * Identificar las emociones que asociamos al hecho traumático. Los dolores pasados dejan emociones concretas: la rabia, la tristeza, la pena, la angustia, la sensación de soledad, la inseguridad, etc. Si identificamos el dolor, sabremos cómo podremos luchar contra él. Por ejemplo, las personas que actúan con rabia, lo que hacen es protegerse con ella, haciéndose más daño, prolongando los dolores y retroalimentándose. O las personas que responden a un suceso doloroso y traumático con tristeza, sin querer se regodean en la tristeza, aumentando más su malestar. Conocer la emoción que asociamos al suceso traumático, nos permitirá actuar contra esa emoción. Por ejemplo, obviándola, no re-produciéndola constantemente u optando por ensayar una emoción totalmente contraria. * Escribir en un papel todo lo que sucedió. Ante una herida que sangra y que no cierra, escribir todo lo que sucedió en un papel, con todas las palabras, aunque sean duras y feas, es descargarse del acoso del dolor. El dolor hay que vomitarlo para que se vaya, soltarlo para que nos deje en paz, dejarlo en el papel para abandonarlo. Es conveniente no leer o releer lo que se ha escrito. Después de haber escrito todo es mejor tirar o quemar el papel. * Perdonar y perdonarse para pasar página. Perdonar y perdonarse no es fácil, porque muchas veces no sabemos cuándo estamos listos para perdonar o perdonarnos. Pero sí que debemos tener en mente que el perdón tendrá que llegar en un momento u otro. Saberlo nos ayudará a esperarlo. No obstante, es importante no perdonar antes de tiempo. Primero habremos de sentir el dolor de las ofensas y sus emociones para liberarlo poco a poco; después, el perdón saldrá solo. El perdón es aceptar aquello que no acepté. Perdonar es perdonarme a mí mismo, y liberarme de la cadena que me ata a esa situación o a ese pasado. Como dijo Francisco de : ‘no es sabio el que sabe dónde está el tesoro, sino que es sabio aquel que trabaja para sacarlo"...
|