EL BORRACHO (El Temulento)
por Joaquín Castellanos*
Ya van tres noches de festín. En ellas
ávido el corazón de un algo inmenso,
toda una vida en el placer condenso
y aún tengo hambre de placer y amor!
Quiero beber mi juventud de un sorbo
Del goce en la frenética locura
Como en el ansia de la sed se apura
Una copa repleta de licor!
Afluye a mi cerebro en onda cálida
la sangre haciendo estremecer el pulso,
y vacilante, trémulo, convulso,
con nerviosa inquietud,
siento que el aire a mis pulmones falta;
mi pecho en sorda agitación palpita
y el golpe seco al retumbar imita
del martillo clavando el ataúd!
Corra el deleite para mí a raudales;
más que la tempestad, temo la calma;
tormentas de placer sacudan mi alma
que harto conoce ya las del pesar!
Dadme el ardor de las pasiones locas,
dadme un edén de tropicales flores;
quiero aturdirme en frenesí de amores
y en un salvaje vértigo gozar!
Yo antes amé la vida del desierto
A donde libre el corazón se expande,
A donde el hombre, inculto pero grande,
Parece dominar la inmensidad;
¡Ah! Yo envidiaba al hijo de la Pampa,
Al rey de la llanura primitiva
Cuando tenía en su extensión nativa
Por único rival la tempestad!
Hoy busco las ciudades; hoy prefiero
la sucia fonda que con luz mezquina
amarillenta lámpara ilumina,
a un paisaje bellísimo con sol;
la taberna es mi hogar; en este sitio
donde se goza porque en el se olvida
vengo a tomar venganza de la vida
usando como un arma el alcohol!
Aquí llegan los náufragos del mundo;
aquí en la pobre y mísera taberna
el pueblo alivia la tristeza eterna
de un dolor cuyo fondo nadie ve;
este es el sitio, la fatal guarida
en donde a unos la miseria lanza,
a otros un amor sin esperanzas
y a muchos como a mí... yo no se qué.
Irresistible vértigo... conozco
un hombre de alto ingenio, allí perdido;
ebrios los padres de su padre han sido
su padre y sus hermanos ebrios son;
los tristes frutos de su amor, los rasgos
de esa fatal herencia llevan fijos
y ebrios serán los hijos de sus hijos,
¡ay! hasta la postrer generación!
Yo he visto en frente a la taberna el cuerpo
de un joven bello de gallardo talle
que un día sobre el cieno de la calle,
entre un charco de sangre amaneció;
nadie sabe su historia ni su nombre
no tuvo quien lo asista, moribundo;
su último y doloroso ¡adiós!
al mundo nadie lo oyó!
Eso me espera a mí... pero bebamos
Adentro mis gozosos camaradas
bailando con mujeres alquiladas
se agitan al compás de un acordeón.
Allí en un charco de licor, un ebrio
resbala y cae...; palmotea y mofa...
tumbado en tierra impreca y filosofa;
he ahí al hombre, al rey de la creación!
*JOAQUIN CASTELLANOS:
Nació en Salta, el 21 de abril de 1861.
Desde adolescente, pese a las serias adversidades que debió padecer, se reveló su inclinación literaria, publicando a los diecisiete años La leyenda argentina. A los 19 años se radicó en Buenos Aires, contándose entre los fundadores de la Unión Cívica, luego denominada Unión Cívica Radical, a cuya militancia política adhirió sin reservas. Toda su vida mantuvo una renguera proveniente de la herida que recibió en el movimiento revolucionario de 1880. En la Provincia de Buenos Aires ocupó cargos legislativos y fue Ministro de Gobierno. Ínterin, en 1896, recibió su Doctorado en Derecho y luego, ya en 1900, ejerció una cátedra en la Universidad Nacional de La Plata. En su Provincia fue Gobernador y fundó instituciones educativas y culturales. Fue miembro de la Academia Argentina de Letras. Falleció en Buenos Aires, en septiembre de 1932. Entre sus principales obras se destacan El nuevo edén, Acción y pensamiento al margen de la historia, Marcas de fuego, El viaje eterno, Más allá de la literatura, Labor dispersa, Güemes ante la historia, Ojeadas literarias.
Fuentes:
Cornejo Castellanos, Diego, "Joaquín Castellanos, el gran ausente de la historia de Salta", en http://www.iruya.com/content/view/196/45/
Pereira, Enrique, "Castellan os, Joaquín", en http://diccionarioradical.blogspot.[....]os-joaquin-por-enrique-pereira.htm l
Poderti, Alicia, "Dr. Joaquín Castellanos", en http://www.portaldesalta.gov.ar/castellanos.htm