Es la ciudad que tiene el nombre más largo que yo conozca.
Está en Gales.
Se llama Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantisiliogogogoch.
Hay que ir a la Isla de Anglesey, que es una isla muy grande apenas separada por un estrecho canal de Gan Bretaña, tanto que en el mapa casi parece un lugar más de ese gran territorio insular donde viven ingleses, escoceses y galeses.
Y es ésta una curiosidad que, a la vez, me aparece como un motivo de ensueño.
Si uno abre Google Hearth ve que no todos los lugares son fotografiados satelitalmente con el mismo detalle. Y con algo de criterio, se advierte que los más detallados son los que poseen "más prensa". Es decir, aquellos más prestigiados, con mayor poder político o económico o que son destinos turísticos más frecuentes.
Sin embargo, en países que reúnen todos esos requisitos, hay regiones que se han fotografiado con la misma indiferencia que Siberia o el Sahara.
Y una de ellas es el País de Gales, en Gran Bretaña.
En ese país, está esa ciudad.
Su nombre es una palabra galesa que quiere decir "La Iglesia de Santa María en el hueco del avellano blanco cerca de los árboles de rápido remolino por San Tysilio la de la cueva roja", en referencia a una pequeña capilla, que todavía, restaurada, se puede encontrar.
Es gracioso el esfuerzo que se hace en alguna página de Internet para explicar a los de habla inglesa cómo pronunciar la "ll", galesa (nuestra "ll"), que los ingleses no tienen.
Y es para mí un ensueño tal vez por esa debilidad que uno tiene por los pequeños –los que no tantos miran, los que perdieron frente a otras culturas posteriores y se encuentran reducidos en el Oeste, como los indígenas de nuestra América–. Tal vez por poseer el misterio de los últimos celtas que fueron sometidos en la Gran Bretaña, con su idioma y sus leyendas. Y con su comunicación cultural inconsciente (aunque a veces sea con rencores) con los otros pueblos que guardan resabios de la gran cultura celta: los irlandeses -creídos de ser los únicos celtas-, los gallegos, los escoceses, los bretones –galos de la Bretaña francesa–, los portugueses –de "porto-galo"–, los asturianos…
Solo basta recordar que la leyenda de Merlín, el mago –que aparentemente habría sido un druida celta pre-cristiano–, relata que, cuando éste fue encerrado por la bruja Ninian en un círculo mágico en la Isla de Bardsey (una isla pequeña frente a Gales), donde todavía se encuentra esperando salir, lanzó un grito tan fuerte que se oyó hasta Galicia…
Se la llame gaita o cornamusa, ese instrumento hermana a todos los herederos de aquella civilización que inventó el arado, antes de que siquiera los griegos hubieran comenzado a filosofar. La sidra aparece en Galicia, Asturias y… la Bretaña francesa.
Por eso, cuando leo la denominación de esa ciudad, que indica un lugar, con sus grutas, sus árboles y su trascendencia a lo sobrenatural en el nombre de la Virgen, me produce la misma emoción que cuando veo una cruz galega.
Y esa es una emoción indescriptible e inexplicable, como la congoja en el pecho cuando oigo una gaita...
Por eso hoy he querido invitarlos a esa extraña ciudad,
Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantisiliogogogoch.
Un fuerte abrazo
Jove
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Jove1947
Desconectado
..real,ente es un lugar muy bonito,curioso e interesante...
aprendemos.
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