Por Antonio de la Jara y Rodrigo Martínez
SANTIAGO (Reuters) - Uno de los terremotos más poderosos de la historia sacudió a Chile en la madrugada del sábado, provocando al menos 147 muertos, un tsunami y derrumbes de viviendas, autopistas y hospitales que llevaron a declarar a parte del país como zona de catástrofe.
El sismo, de magnitud 8,8 según el servicio geológico de Estados Unidos y con epicentro en el sur chileno, hizo temblar a la capital Santiago, derrumbando edificios y puentes, dejando una fábrica de químicos envuelta en llamas y cortando el servicio eléctrico y el telefónico en gran parte de la ciudad.
En la tarde del sábado la gubernamental Oficina Nacional de Emergencias (Onemi) confirmó 147 víctimas fatales provocadas por el sismo, aunque se presume que podrían haber sido más. En tanto, decenas de personas se encontraban desaparecidas.
El presidente estadounidense, Barack Obama, dijo que su país estaba listo para ayudar a Chile, y el mandatario electo de Chile, Sebastián Piñera, comunicó sus condolencias a los familiares de las víctimas causadas por sismo, agregando que además de los muertos "tenemos muchos heridos".
La directora de la Onemi, Carmen Fernández, estimó que en 72 horas las autoridades podrían tener una dimensión completa del impacto real del terremoto.
El sismo generó un tsunami que arrasó con la mitad de un pueblo en la isla chilena de Juan Fernández -ubicada a unos 600 kilómetros de la costa y casi a la altura de Santiago- y amenazaba con llegar a la Isla de Pascua, según dijo la saliente presidenta Michelle Bachelet.
"Hay una enorme cantidad de daño que no sabemos su exacta dimensión, que está siendo evaluado", dijo a periodistas Bachelet. En la isla Juan Fernández 13 personas se encuentran desaparecidas y otras tres murieron.
El movimiento afectó también a las refinerías Aconcagua y Bío-Bío de la petrolera estatal Enap, y también a la estratégica industria minera.
ENAP, de todos modos, descartó un desabastecimiento de combustibles en el país a pesar de que algunas gasolineras permanecían cerradas y las filas de automóviles aumentaban.
Bachelet declaró zonas de desastre a las regiones de Maule, Bío-Bío