Les dejo un cuentito para el que quiera leer...
CON LA TIERRA
De sol a sol sus manos curtidas amasaban el barro y daban forma a sus tinajas, con el mismo amor con que hubiera acariciado a una mujer.
Así lo hizo por años. Sentía que al tocar la tierra, se acercaba a Dios; era como si modelara sus montañas, esas que fueron acariciadas por la madre naturaleza y que dormían al fondo del camino.
Al crear sus cacharros ponía en ellos el verde de las plantas, el murmullo del arroyo, el amor de su familia, el viento seco de los montes, el sol asfixiante de las siestas, la nieve de las cumbres, el recuerdo de sus ancestros.
Su trabajo era impecable y quienes compraban sus piezas quedaban encantados con la textura, las formas y un algo más que tenían sus recipientes.
Sin embargo él buscaba la perfección, aquel cacharro especial que encerrara su esencia.
Una noche lo soñó; era un hermoso cuenco pintado con colores delicadísimos. Al día siguiente buscó la arcilla, la amasó con todo su amor, tratando de plasmar su sentir. Hacía y deshacía, volvía a probar, hasta que después de mucho tiempo logró encerrar todos sus deseos, sus angustias, sus risas, sus lágrimas; en su cavidad le entraba el alma. Lo pintó tal como lo había soñado y lo guardó con sumo cuidado; era éste su tesoro más preciado.
A partir de allí siguió trabajando con la perfección que había alcanzado. Fue famoso, viajó por cantidad de ciudades, fue reconocido, continuó su arte en muchos alumnos.
Pero sintió que debería haber algo más; logros en sólo lo material, no tendría sentido.
Entonces después de mucho andar un día volvió, tomó un puñado de arcilla del suelo y supo que lo que deseaba era vivir y morir allí, tranquilamente, haciendo sus vasijas con la tierra, en su pueblo natal.