En esta tarde que me tomé para Internet, ver la hermosura de ese paisaje da ganas, sí, de esconderse en el bosque.
¿No sientes el olor de la resina de los pinos?
¿No oyes cómo crujen a nuestro paso, las agujas que forman un colchón a los pies de sus añosos troncos?
¿No ves sus ramas como brazos abiertos en muchas direcciones, en busca del sol, en entrega amorosa de su sombra?
Gracias Joanmacu, amigo, por abrir esa ventanita a tanta fantasía
Jove