El espíritu del Invierno
Extendiendo sus brazos delgados, Iber hizo crujir sus dedos deformados por la artrosis como ramas de los árboles desnudos, en gesto de desperezarse. Sus ojos, de un celeste blanquecino miraron toda la labor que le aguardaba luego de tres meses de descanso.
Otto, su obeso, rubio y descuidado hermano dejaba el piso lleno de hojarasca y, por más que le había prometido barrerlas con sus vientos, a diez días de finalizar su turno de trabajo en el Sur, todavía las hojas secas estaban ahí ¡Si hasta pensó en recurrir a Verónica para lograr que su Sol infernal les haga tomar fuego! Pero aventó ese imposible de su mente.
Iber estaba, en realidad, cansado. Mejor podría decirse, letalmente fatigado de su constante e infructuosa labor, trimestre por medio, hora en el Norte, hora en el Sur. Diseñar prolijamente cada cristal de nieve para luego dejarlos caer como plumas… ¿todo para qué…? ¿los resfríos, las gripes, los accidentes de tránsito transformaban, acaso, en valioso el solo instante mágico de la primera nevada…? ¡Si hasta se sintió tentado, este año, de hacer caer la nieve en bloque! Pero recordó las catástrofes, los aludes que provocaba cada arranque de su ira.
Para colmo, en el Sur no faltaba quien le reclamara "aquellas viejas buenas heladas"… Iber sonrió nostálgico de los tiempos en que su amante, la Sombra, jugaba a las escondidas con el pálido Sol y no dejaba descongelar el agua hasta el mediodía. Con tristeza se dejó caer en su gran sillón de glaciares.
-¿Te estás preparando?- oyó a su lado la voz de Otto.
No necesitó mirarlo para reconocer la sonrisa brillosa en el rostro de su hermano, enrojecido de las ebriedades de sus vendimias de marzo en el Sur.
-No- respondió Iber, molesto -Estoy cansado… Prímula, la locuela esa, vive al azar- recordó a su descocada hermana menor –Le basta soplar un tibio viento de pasión entre el verde de sus retoños para que todo sea vida. Fíjate que si alguien se le muere, es por un suicidio de amor… ¿Y Verónica? Ella trabaja con denuedo, pero tiene el premio del oro de sus playas, los cuerpos jóvenes ¡si hasta los viejos son… (¡aj…!) verdes bajo su reinado! Y tú- miró de frente a su hermano –Tú tienes la vendimia, los mil rojos y amarillos de la fronda ¡hasta una pasión que, si hace llorar, al menos es vida, la nostalgia…! ¿Yo, qué…? ¡Las ramas secas! ¡Las noches largas! ¡El sueño…!
-Vamos, vamos, mi siempre quejoso hermano ¿y la blancura de tu nieve?
-¡Ya me hiere los ojos! Estoy viejo… me duele a mortaja…
-¡Basta!- bramó Otto -¡No quiero oírte hablar más así!
-Cómo quieres que hable…
-Espera… te daré un remedio- Otto revolvió entre las botellas de su cava –¡Toma!
-¿Qué es esto?- entrecerró sus ojos Iber para mirar el contenido de la botella –Vino… vino tinto ¿Quieres embriagarme?
-No. No pretendo tanto de ti ¡si te conozco…!- su voz fue un instante socarrona -Solo que bebas un trago. Un solo trago del vino de mis cepas ¿Para qué crees que lo añejo? Le pondrás miel, especias, pimienta, canela… en la oscuridad de tus noches brillará el fuego de un hogar donde calentarlo. La sangre fluirá por las venas congeladas y los cuerpos se unirán, abrigándose. Pequeños puntos de luz alumbrarán la magia de las ovejas, transformando la nieve en cobijante lana… ¡Sí, hermano! Entonces admirarás el verde de los limoneros perennes y el oro de sus frutos, las violetas de los alpes floreciendo exuberantes en pleno paisaje nevado y te dirás ¡valgo un desafío…!
Iber parecía no comprender de qué le hablaba su hermano.
-¿…nunca pensaste- siguió Otto –que los niños que nacen, en el Sur, durante abril o mayo son el fruto de los tiernos, íntimos amores de julio, agosto…?- y se fue, para empujar sus últimos vientos.
El viejo Iber, con una tierna luz en los desvaídos ojos, estiró sus piernas rugosas como troncos despojados para comenzar su labor.
-Los niños del Sur de abril y mayo, este año- se propuso –nacerán de los amores más íntimos y fieles de todos los tiempos.
Y comenzó a diseñar los más hermosos cristales de nieve jamás imaginados.
(C) by J.L.D.
Argentina, La Plata
11/6/2005
Feliz invierno a los habitantes del Sur y feliz verano a los del Norte
Jove
Tema anterior
Primer 
