De verdad es imponente el Monumento a la Bandera, en Rosario.
Creo que es lo menos que se merece nuestra Enseña Patria,
Bandera que solemos idolatrar más con los labios que con los hechos.
Bandera que tiñe nuestros corazones y que suele sacar lo bueno de nosotros cuando de ella nos acordamos.
¡Celeste y Blanca querida!
Gracias, Danger, amigo, un fraterno abrazo
Jove