Dudamos, porque tememos poner a prueba nuestras capacidades de confrontar cara a cara nuestras propias adversidades sin temor al rechazo, porque no podemos tolerar lo que nos significaría la pérdida de prestigio adquirido tras las mentiras de las apariencias --- lo que otros, de nosotros, pensarían.
Dudamos porque no nos consideramos dignos de lo que tenemos ni tampoco dignos de tener más.
Dudamos porque poseemos una inclinación innata hacia la autodecepción y la mentira, donde decimos lo que no sentimos y hacemos lo que no queremos hacer.
Dudamos porque somos esencialmente débiles --- por eso dudamos.