Tengo una herida,
un puñal
que se clavó en mi pecho.
Y te pienso
y evoco tus palabras,
tus dedos dibujando
corazones en mi piel.
Y te siento presente,
aún ausente.
Alegre, aún llorando,
valiente,
aún con miedo.
Fué tu cuerpo, tan mío ! ,
ofrenda dolorosa
a los dioses paganos
que compran con mentiras
el triunfalismo de una guerra inútil,
que pagan con dinero sucio
las pequeñas venganzas
de los hombres corruptos.
Y ahora,
que se fué diluyendo
con el tiempo
hasta tu imagen,
te siento más presente.
...Y aún está ahí,
clavado,
ese puñal que me desgarra.
Fridakalo.
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