TRADICION DEL CULTO A LOS MUERTOS EN CAMPECHE
Pese a los embates de la transculturación y la moda del halloween, la tradición del culto a los muertos subsiste en Campeche, y en sus comunidades mayas con mezcla de rituales prehispánicos y cristianos, que deben propiciar la unidad familiar. Dentro del ritual de la preparación del pibipollo, el sacrificio de los animales, la limpieza de las criptas, los huesos de los difuntos y el consumo de los alimentos ofrendados en el altar, conllevan la connotación de la pureza, sobre todo del convivio familiar, el perdón de ofensas y la limpieza de los hogares para que las ánimas, los espiritus y los muertos lleguen a un ambiente de paz, orden y limpieza.
Los rostros de los que se fueron vuelven a aparecer. Los familiares vivos buscan las especias y los ingredientes para la preparación de la ofrenda. Las mejores flores son cortadas. En Pomuch, el rito empezó desde la cosecha de maíz en septiembre. Las tumbas son abiertas. La muerte, reflejada en los restos óseos que son limpiados, da paso al tradicional Día de Muertos o Hanal Pixán.
El elemento principal que estaba y sigue presente, aun cuando muchos no lo saben, en la celebración del Día de Muertos: la pureza.
Para los mayas antiguos había un elemento primordial que siempre estaba presente en cualquier celebración que tuviera que ver con su cosmovisión y con sus creencias, una de ellas es el de la pureza.
Este elemento se sigue apreciando en la forma de celebrar el “Día de Muertos” actualmente, ya sea en las comunidades indígenas o urbanas.
La celebración del Día de Muertos para los antiguos mayas, es una etapa en que se cierra un ciclo de una serie de rituales que giraban en torno a su principal medio de subsistencia: el maíz.
Los mayas en la actualidad siguen realizando una serie de celebraciones colectivas, de entorno familiar que tiene que ver con el agradecimiento a los dioses o también para petición y los hacen a través de la primicia, del hanlicol u otros rituales donde piden las lluvias y todo se hace en los espacios de cultivo.
SE OBSERVA TRANSFORMACION
Al asegurar que la cultura es movimiento, pero lejos de creer que se está perdiendo la celebración del Día de Muertos, ante los embates de la transculturación como los festejos del halloween, la verdad es que se está transformando.
“Más que irse perdiendo, se van transformando los elementos, se cree que el halloween está desplazando el Día de Muertos, y no lo veo así, porque esa es una celebración que se hace mayormente fuera de casa, no al interior del hogar”.
La celebración del Día de Muertos es una tradición que no se debe perder y que es plenamente reconocida por la Iglesia.
La costumbre de poner altares en Campeche para el Día de Muertos, donde se colocan veladoras que siginifican la fe católica y hacen oración por los difuntos, es algo que se debe preservar, tratando de evitar los abusos, como ingerir bebidas etílicas.
La diferencia entre la celebración del halloween y el Día de Muertos, es que el primero se hace con compañeros, de trabajo o de la escuela, y en el segundo comparten los alimentos del altar con los miembros de la familia y con los amigos muy cercanos.
El Día de Muertos es familiar, es una cuestión muy del hogar, pero también de compartir, porque en ocasiones llega la comadre y se le invita a un pedazo de pibipollo, indicó.
OFRENDAR LO RECICLADO
Dentro de los rituales mayas antiguos, todo lo que se ofrendaba y compartía era reciclado, lo que sobraba de las ofrendas, se regresaba al xmen o sacerdote, quien organizaba toda la celebración, y a su vez juntaba todo y lo llevaba al hueco donde se hizo el “pí”, para enterrarlo y cerrarlo, es decir, lo devolvía a la tierra.
“El año pasado estando en una comunidad indígena unas señoras comentaron que en este tiempo tampoco hay desperdicios, ya que la parte dura del pibipollo, que no se puede comer, no se tira, se junta y la vuelven a un estado de harina, con la que hacen una especie de galletas que ponen en el comal y se ofrenda de nuevo”.
Se comenta que hay registros de que en algunas comunidades del Camino Real, las más cercanas a Yucatán, reciclan el agua con el cual limpian los restos óseos de los difuntos, para después hervirla y preparar bebidas para los velorios o los rezos.
Ellos la toman, a sabiendas de donde proviene esa agua; el objetivo es limpiar de pecados al difunto, para que cuando llegue al escenario sobrenatural, ya no tenga penas, culpas o pecados que purgar. Aquí la creencia es que cada uno de los que tomaron del agua, sabe que al morir harán lo mismo por él.
Este tipo de ritos esta mezclado con la religión católica, sin embargo, en otra connotación, como la de que la Iglesia ofrece indulgencias, en la que los vivos ayudan a los muertos a llegar al cielo.
“Nosotros que estamos en la tierra ayudamos a los que están en el purgatorio, orando y haciendo obras buenas por ellos. La Iglesia para estos días ofrece gracias especiales”. Dijo un sacerdote. Entre las obras se encuentra la participación en la misa, visitar una iglesia, acudir al cementerio y rogar por ellos a través de un Padre Nuestro, Gloria al Padre y recitar el Credo.
Durante este tiempo y hasta el 24 de febrero, visitando la iglesia de San Francisco se puede ganar indulgencias por los difuntos y por las personas, y si se quiere ganar una indulgencia llamada “Plenaria total”, (en la que se perdonan las penas o haría salir del purgatorio, además de las ya mencionadas), se requiere confesar y comulgar, explicó un párroco, quien refirió que estas gracias han sido concedidas por el obispo, con motivo de los 25 años del convento franciscano.
Finalmente se afirma que tras esta hibridación o mezcla de culturas, no existen elementos que se conserven puros. “La religión católica se impuso sobre la prehispánica, pero detrás de cada santo católico existe, en muchísimos casos, una deidad prehispánica no católica”.
(de la red)
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