Laura del Carmen Vicuña Pino nació el 5 de abril de 1891 en Santiago de Chile, hija de José Vicuña y Mercedes del Pino. Poco después de nacer su hermana, Julia, murió su padre y la familia quedó en la indigencia.
Mercedes emigró con sus hijas a la Argentina buscando bienestar, llegando a Neuquén en 1899. Allí consiguió ocupación como dependiente en la estancia del Quilquihué, de Junín de los Andes, donde comenzó a convivir con Manuel Mora, propietario del establecimiento.
Laura y Julia ingresaron al colegio María Auxiliadora de Junín de los Andes. En sus segundas vacaciones, al volver a la estancia, ya adolescente, Manuel Mora trató de abordarla, pero ella lo rechazó. Durante una fiesta la invitó a bailar y al ser nuevamente rechazado la arrastró fuera de la casa y la niña debió dormir a la intemperie. Mora decidió no pagar más la cuota de la escuela, para acorralarla, pero las hermanas la recibieron gratuitamente.
Laura decidió ofrecer su vida a Dios por la conversión de su madre. Al poco tiempo sobrevino una inundación en el colegio, en un crudo invierno y Laura se enfermó. La madre se la llevó a su casa pero, como no se recuperaba, decidió regresar a Junín.
Mora, furioso por haber perdido a Mercedes y ser rechazado por Laura, le propinó una feroz paliza a la joven.
Viendo próxima su muerte Laura le dijo a su madre de su ofrecimiento: "mamá, la muerte está cerca, yo misma se la he pedido a Jesús. Le he ofrecido mi vida por ti, para que regreses a El" y le pidió que abandone a Mora y se convierta. Ella le prometió cumplir su deseo.
Laura Vicuña falleció un 22 de enero de 1904, sin cumplir los 13 años.
Sus restos, desde 1956, están en el Colegio María Auxiliadora de Bahía Blanca (Argentina).
Dos naciones, hermanadas por un cordón inescindible, la Cordillera de los Andes, padecen males comunes que solo la unidad permitirá superar. El 3 de septiembre de 1988 Juan Pablo II declaró Beata a Laurita Vicuña, a partir de la curación comprobadamente milagrosa del cáncer de pulmón de Ofelia Lobos Arellano. Aún queda un milagro para su canonización, tal vez la plena unión generosa y afectiva de nuestras naciones hermanas...
Un fuerte abrazo
Jove