Pero, si todas las religiones son buenas y todas creen en un Dios similar que nos pide básicamente que creamos en El y amemos a nuestros hermanos, entonces ¿ por qué hay tanta maldad y guerra en el mundo incluso entre las mismas religiones.? Me parece que eso se debe, a que decimos creer en Dios, pero en verdad no lo hacemos, no somos como creemos ser monoteístas, sino que por el contrario, tenemos muchos otros dioses que merecen más nuestra atención. De todos estos dioses particulares, el que más nos domina y a quien rendimos mayor pleitesía, es nuestro Ego, esa parte inferior de nuestra personalidad que nubla nuestra conciencia superior y que nos obliga a pensar en nosotros en forma ego-ista, interesándonos solamente por nosotros mismos e ignorando a los otros. Practicamos la idolatría cuando somos Ego-latras y nos adoramos a nosotros mismo, cuando sólo nuestra opinión es válida y menospreciamos a los demás. Somos Ego-céntricos, porque creemos que el universo gira en torno a nuestra persona, por tanto merecemos la prioridad en todo.
Si analizamos a conciencia estos conceptos, nos daremos cuenta que estos tres Egos, son los dioses que en este momento están dominando al mundo y es a ellos a quienes la humanidad entera, incluyéndonos nosotros les rinde pleitesía. Jesús nos advirtió que no se podía servir a dos señores y desgraciadamente, cada uno ha escogido su propio ego y sigue sus mandatos empujados por el exitismo imperante y por la competencia por subsistir."La competición es esencial para el progreso social, pero la competencia, sin tasa ni medida, engendra la violencia, porque se basa en el egoísmo de miras estrechas, a la larga destruye aquello que procura mantener. Las motivación egoísta y exclusiva de lucro, es incompatible con los ideales cristianos, con las enseñanzas de Jesús.” 805
Pero esta competencia desmedida, no sólo se da a nivel material, sino también en el plano espiritual, cada vez que nos sentimos dueños de la Verdad y no toleramos nada que no esté en nuestros libros sagrados o en lo que llamamos nuestra fe, estamos creando una presión indebida en los que nos rodean, pues no estamos respetando uno de los mayores dones del ser humano como es su libre albedrío, el cual le permite encontrar a Dios por si mismo, porque "cada ser humano debiera definir la religión en términos de su propia interpretación, según sean sus experiencias personales que nacen del impulso divino que emana del Espíritu que en él reside y por tanto esta interpretación debe ser única y totalmente distinta de la filosofía religiosa de todos los demás hombres 1130
Jesús vino a traernos la religión del espíritu, la misma que El practicaba cuando se reunía a comer con los fariseos y los publicanos, con los judíos y los griegos, porque vino a proclamar que las puertas del Reino estaban abiertas de par en par para todo aquel que quisiera entrar, pues estaba seguro que "la religión es válida, sólo cuando revela la paternidad de Dios e intensifica la hermandad entre los hombres.1572 porque la verdadera religión consiste en la experiencia de que el Espíritu residente, da testimonio con vuestra vida de que sois hijos de Dios.1107" y así " mediante la coordinación en la verdad, aprendéis a ejemplificar en vuestras vidas esta hermosa totalidad de rectitud y entonces vuestros semejantes, os seguirán para ganar lo que habéis así adquirido. La medida en que atraéis a los buscadores de la verdad representa la medida de vuestra dotación de la verdad, vuestra rectitud. El esfuerzo que tengáis que hacer para llegar al pueblo con vuestro mensaje es, en cierto modo, la medida de vuestra deficiencia para vivir una vida plena o recta, la vida coordinada en la verdad».1776
No perdamos nuestro tiempo discutiendo con nuestros hermanos, ni mucho menos tratemos de imponerles nuestras creencias, " no cometáis el error de tratar de probar a otros hombres que habéis encontrado a Dios; no podéis producir conscientemente tal prueba válida, aunque existen dos demostraciones positivas y poderosas del hecho de que conocéis a Dios.Éstas son: Los frutos del espíritu de Dios que se muestran en vuestra vida rutinaria diaria, y el hecho de que todo el plan de vuestra vida ofrece una prueba positiva de que habéis arriesgado sin reserva todo lo que sois y tenéis, en la aventura de la supervivencia después de la muerte, en perseguir la esperanza de encontrar al Dios de la eternidad 1733 en nosotros y por nosotros mismos.
yolanda silva solano