Los hijos ascendentes del tiempo han aprendido a disfrutar de la incertidumbre, alimentarse de la desilusión, entusiasmarse frente a la derrota aparente, vigorizarse en presencia de dificultades, exhibir valor indomable frente a la inmensidad, y ejercer una fe inconquistable al enfrentarse con los desafíos de lo inexplicable.
Libro de Urantia. Pág.291
Una vez más, el planeta se ve enfrentado a las fuerzas destrutivas de la naturaleza que provocan muerte y angustia. Es en estos momentos cuando nuestra fe debe convertirse en paz, porque nuestras oraciones de poco o nada servirán si están llenas de miedo e incertidumbre, porque lo que los japoneses hoy en día necesitan, al igual que hace poco más de un año lo necesitamos los chilenos, es fuerza y serenidad para seguir creyendo en el amor de nuestro Padre, porque lo que pasa no es el precio que El nos está exigiendo por nuestros pecados, porque sus designios inescrutables para nuestras mentes finitas, siempre están motivados por el amor.
El mal por muy desastroso que aparentemente se nos presente, nunca va a poder sobrepasar al Bien porque "el Padre Universal no se ha retirado de la administración de los Universos, el no es una deidad inactiva. El alcance divino se extiende alrededor del círculo de la eternidad, todas las cosas están siendo constantemente renovadas. El Padre incesantemente derrama energías de luz y vida. La obra de Dios es tanto material como espiritual y los universos son estables, porque existe una seguridad subyacentes en medio de los embates de la energía y los cataclismos físicos.55
La globalización permite que en estos momentos sintamos, que lo que le ocurre a nuestros hermanos, también nos pasa a nosotros y de esta forma está naciendo una hermandad desconocida que nos hace más sensibles al dolor ajeno, el cual debemos reparar no con lamentaciones inútiles, sino con amor y armonía para que nuestros hermanos encuentren consuelo en medio de sus aflicciones y que de una u otra forma nuestra Urantia se purifique y se una en un sólo gran amor. No estamos solos, porque hoy como ayer Jesús vino para consolarnos en los momentos de prueba, diciéndonos que nuestra paz interna debía nacer de nuestra confianza en el amor de nuestro Padre: Venid todos vosotros que laboráis y lleváis pesadas cargas porque encontraréis descanso para vuestras almas. Aceptad el yugo divino y exprimentaréis la paz de Dios, que está más allá de toda compresión. 1627
Jesús nos ofrece su amor para que nos refugiemos en él, para que nuestra carga se nos haga más liviana de llevar y para ello, sólo nos pide una condición y es que la aceptemos sin reclamos ni rebeldías, porque al aceptarla le estamos demostrando a Dios, nuestro deseo sincero de hacer su voluntad, aún cuando nos cueste sacrificio el hacerlo. No importa si en algún momento sentimos que el peso de los problemas nos abruma, recordemos que Jesús en el Huerto de Getsemaní también sintió que la pena rebalsaba su corazón hasta el punto de decir: "Padre, yo se que es posible evitar esta copa, porque todas las cosas son posibles para ti, pero he venido para hacer tu voluntad, y aunque esta copa sea amarga, la beberé si es tu voluntad. 1968
Esta actitud de petición y entrega es la que nosotros debemos pedir y aprender para nuestros hermanos y para nosotros mismos, hacer partícipe a nuestro Padre de nuestras tribulaciones, pedirle que si es posible solucione nuestros problemas, pero por sobre todo, que prime nuestra aceptación de hacer su voluntad, contando con la seguridad que ella será lo mejor para nuestra alma inmortal, porque nosotros vemos lo mediático, pero nuestro Padre ve la totalidad.
La aceptación a su voluntad cambia totalmente el panorama, nuestras emociones se acallan y nos sobreviene una gran confianza, seguida de una inmensa paz, porque sabemos que junto a nuestro Pastor nada nos pasará, por eso debemos hacernos conscientes de "que los que entran al reino, no se vuelven inmunes a los accidentes del tiempo, ni a las catástrofes ordinarias de la naturaleza. El creer en el evangelio no prevendrá los problemas, pero sí asegurará que vosotros actuaréis sin miedo cuando los problemas ocurran. Si os atrevéis a creer en mí y procedéis de todo corazón en mis huellas, vosotros al así hacerlo os encaminaréis sin lugar a dudas por una senda certera. No os prometo liberaros del mar de adversidades, pero sí os prometo que navegaré a través de todas ellas con vosotros.1767"
Nadie puede dar lo que no tiene, por eso en estos momentos no permitamos que el miedo o la angustia se apodere de nuestra alma, recordemos que el pensamiento es creador, y que sólo en la medida que nosotros estemos serenos, llenos de fe y confianza en el amor de nuestro Padre, nuestras oraciones sinceras, pueden ir en ayuda de nuestros hermanos sufrientes.
yolanda silva solano