El tratamiento: largo y según el origen del problema
El bruxismo suele ser una patología infratratada aun cuando puede tener importantes repercusiones para los pacientes: desde la abrasión de las piezas dentales, hasta su caída además de problemas graves derivados de esta pérdida y la afectación del aparato masticatorio: aparición de dificultades nutritivas, malas digestiones, úlceras de estómago, e, incluso, depresión. Los dientes son un elemento de relación social. Las personas que no los tienen no están cómodas sonriendo y rehúyen la vida social.
El tratamiento es multidisciplinar, ya que a menudo deben intervenir varios profesionales como el odontólogo general, al que los pacientes suelen acudir en primer lugar cuando experimentan las primeras tensiones y dolor en los dientes; el cirujano maxilofacial, al que se remiten los pacientes; un fisioterapeuta y un odontólogo especializado en la ATM; así como un psicólogo cuando el origen del problema es emocional. Además la terapia puede ser de dos tipos: conductual y médica.
El tratamiento conductual es el que aplica el psicólogo o el psicoterapeuta para intentar desentrañar cuál es la causa del estrés en la vida del paciente, aquello que le provoca el bruxismo, después de que este haya visitado sin resultado a otorrinolaringólogos, odontólogos y neurólogos, entre otros, en busca del origen de su dolor en la región maxilofacial. Se ha comprobado que, cuando el paciente reduce su nivel de ansiedad, gracias a la psicoterapia, el bruxismo mejora de manera notable.
El tratamiento médico depende de cuál sea la raíz y el alcance del problema: si los dientes están mal posicionados, se coloca una férula de descarga; si se ha producido un desgaste o pérdida de piezas dentales, se realiza una reconstrucción dentaria mediante la coronoplastia para recuperar su anatomía normal, y si el problema está en la mandíbula, porque el mentón se encuentra hacia adelante o hacia atrás, se opera para corregir la base ósea y es necesario entre un 10% y un 15% de los casos de bruxismo, en los que debe intervenir el cirujano maxilofacial.
Tratamientos
- Colocar una férula de descarga semirígida. Es una pieza que se pone entre las arcadas superior e inferior de los dientes para evitar su rozamiento. Está hecha de materiales acrílicos, como las resinas, y de un precio variable, aunque en promedio cuesta unos 500 euros. El principal problema de las férulas, hasta hace pocos años, es que se desgastaban rápido y había que sustituirlas cada año. El gran cambio que se ha producido es que ahora duran en torno a tres años y son mejor toleradas por los pacientes, que pueden hablar con ellas puestas. De hecho, suelen ser transparentes y constan de un enganche metálico en su parte posterior y se pueden llevar tanto durante el día como de noche (a veces es suficiente sólo durante el tiempo de descanso nocturno), según la evolución clínica del paciente y de la severidad de su problema.
- La ortodoncia. Se realiza cuando los dientes aún no se han desgastado por el bruxismo pero se encuentran mal colocados, y se detecta en esta posición incorrecta el origen del problema.
- La coronoplastia. Este tratamiento se completa en pocas sesiones para restaurar los dientes dañados o perdidos por el bruxismo, en el que se añaden composites (resinas sintéticas) muy resistentes que replican la forma de los dientes que tenía el paciente antes de que se desgastaran. Consiste en colocar la parte visible de los dientes (la punta o corona) que se ha ido dañando, de forma que estos recuperen una posición de encaje perfecto en la que el paciente no apriete. Antes de colocar los composites, la reconstrucción de las piezas dentales se realiza en un laboratorio mediante dibujos y esquemas, después se arreglan los dientes. El resultado es como "si al paciente, le crecieran las piezas en una hora", afirma Mareque. Los composites proporcionan la misma información que la férula, por lo que una vez terminada la coronoplastia, no es necesaria la férula.
- La cirugía de la mandíbula. Esta intervención, que se alarga entre una hora y hora y media, se realiza bajo anestesia general. Requiere de un día de ingreso, tras el cual el paciente recibe el alta a su domicilio. Corregir la posición de la mandíbula es importante ya que si está hacia atrás, se tiende a forzarla hacia adelante (o a la inversa) y eso provoca dolor. Es lo mismo que le sucede a una persona que tiene una pierna más larga que otra: que tiende a andar de lado y ello le produce problemas de espalda y dolor. Con las nuevas técnicas quirúrgicas se realizan cortes muy pequeños para fijar la mandíbula mediante placas de titanio. En el pasado el afectado salía de quirófano con la boca inmovilizada durante todo el proceso de curación y la debía mantener así durante un mes, con importantes restricciones dietéticas. Sin embargo, hoy en día, los avances permiten que, tras la cirugía, el paciente, pasada una semana, ya pueda ingerir alimentos de masticación fácil.
El peor de los escenarios para un paciente con bruxismo es que tenga que pasar por todos y cada uno de estos tratamientos. Esto sucede cuando tiene los dientes mal colocados y el hueso donde estos se insertan también tenga una mal posición. En ese caso, el tratamiento completo del paciente duraría dos años. Pero, si solo necesita la férula o la coronoplastia en dos o tres meses el tratamiento habrá finalizado.
Me han detectado bruxismo, ¿qué debo hacer?
- Acudir a un profesional para que le oriente sobre su situación particular y tratarse por un especialista en patología maxilofacial y por otros profesionales con experiencia contrastada en bruxismo.
- Tener paciencia ya que tras el diagnóstico el tratamiento es largo. No se puede corregir una posición anómala de 10 o 15 años en poco tiempo.
- Utilizar la férula de manera continua, ya que su uso intermitente produce un borrado de la memoria muscular y provoca que los músculos vuelvan enseguida a la posición viciada.
- Estar dispuesto a corregir el problema de base, ya que la férula solo es útil en dientes desgastados, mal posicionados o en los huesos maxilares.
Fuente: Javier Mareque Bueno, cirujano maxilofacial del Centro Médico Teknon y profesor de Cirugía e Implantología de la UIC
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