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General: ahorrar en calefaccion
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: IKH@NN@  (Mensaje original) Enviado: 20/03/2011 17:45
 
 

Ahorrar en calefacción, sin perder calor

 

Es posible reducir el gasto en calentar el hogar si se elige el sistema más adecuado y se emplea de forma eficiente

Con el invierno ya entrado en fechas, son muchos los hogares que ponen en marcha sus distintos sistemas de calefacción para sobrellevar lo mejor posible estos duros meses de frío. Aunque la crisis se sienta cercana, nadie escatima en conseguir el calor necesario para su casa, uno de los principales gastos de las familias españolas: según datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro de la Energía (IDAE) casi la mitad de la energía que consumen se usa para calentar sus viviendas. Sin embargo, también es posible ahorrar en este gasto, una práctica muy agradecida con los tiempos de inestabilidad económica que corren. Los sistemas de calefacción disponibles en el mercado son muy variados, no solo por la forma de generar la energía para climatizar una vivienda, sino que también se diferencian por su coste, adaptabilidad y la eficiencia energética que conllevan. Para ahorrar unos cuantos euros es necesario hacer un uso correcto de los calefactores. Para ello, la primera cuestión sobre la que es preciso reflexionar es: ¿cómo elegir el sistema más apropiado para el bolsillo?

Sistemas de calefacción

¿Individual o colectiva? Es sin duda, la gran diferencia que distingue un sistema de otro. El tipo de instalación puede ser individual, para un único hogar, o colectiva, cuando es compartida por toda una comunidad de vecinos.

Calefacción central

Desde el punto de vista económico y energético, la calefacción central colectiva es un sistema mucho más eficiente que los individuales. No obstante, la mayoría de los hogares españoles tiene calefacción por elementos independientes, es decir, cuenta con estufas, radiadores y convectores eléctricos, bombas de calor y otros equipos sin conexión alguna con los de sus vecinos. A diferencia de otros países europeos, solo un 10% de las viviendas españolas tienen una instalación centralizada, que da calor a todo un conjunto de hogares, de un mismo bloque o comunidad, según datos del IDAE. Este tipo de sistema cuenta con ventajas frente a los individuales: el rendimiento de las calderas grandes es mayor que el de las pequeñas, por tanto, el consumo de energía es inferior, se puede acceder a tarifas más económicas para los combustibles y el coste de la instalación colectiva es inferior a la suma de los costes de las instalaciones individuales.

En general, los sistemas de calefacción central más utilizados se componen de calderas estándar (de entre 4 y 400 kw de potencia) y utilizan combustibles líquidos o gaseosos. No obstante, existen en el mercado otros modelos de calderas con rendimientos superiores, como son las calderas de baja temperatura y las calderas de condensación. Estos dos últimos tipos de calderas son más caras que las convencionales (hasta el doble de precio), pero pueden producir ahorros superiores al 25% en el consumo cotidiano, por lo que es posible recuperar el sobrecoste en solo unos años.

Calefacción individual

Cuando un hogar no dispone de un sistema centralizado, puede decantarse por distintos tipos de sistemas de calefacción, muy variados entre sí.

  • Calderas de gas natural: es el tipo de calefacción más utilizado en las viviendas españolas. Como método individual, es uno de los más baratos. El coste de instalación para una vivienda de unos 100 metros cuadrados oscila entre los 3.000 y los 4.000 euros si se recurre a una caldera estándar. Son más caras las calderas de condensación (parten de los 5.000-6.000 euros para el hogar del ejemplo anterior). No obstante, son más eficaces y ecológicas. Su duración es mayor, con lo que a largo plazo se puede rentabilizar con creces su coste. En cuanto a su factura mensual, conviene saber que es bastante más cara que en los sistemas comunitarios. Una vivienda de 100 metros cuadrados puede pagar más de 150 euros al mes en la temporada de invierno. Para instalarlo, este sistema puede componerse por radiadores de aluminio o de hierro fundido. Los de aluminio son más baratos y se calientan mucho más rápido. Por su parte, los de hierro mantienen el calor durante mucho más tiempo una vez apagado el sistema.
  • Calderas de gasóleo: Es un sistema más caro que el de gas natural, ya que necesita además de la instalación de radiadores, una chimenea y un depósito de gasóleo. Son aconsejables para viviendas grandes, por ejemplo rústicas o de campo. El coste de instalación ronda los 6.000 euros. Una vivienda de 300 metros cuadrados puede pagar más de 200 euros mensuales con este tipo de sistema.
  • Radiadores eléctricos: son los más rentables para hogares con un consumo de calefacción medio o bajo. Su coste es también muy asequible (se pueden conseguir estufas o radiadores eléctricos desde 100 euros). Algo más sofisticados son los acumuladores de calor eléctricos, cuya peculiaridad es que consumen energía eléctrica para producir y almacenar calor durante la noche. Estos aparatos van expulsando calor a medida que las necesidades del ambiente del hogar así lo requieren. Hay dos tipos: estáticos (que se instalan en un lugar concreto de la casa y no se pueden mover por las distintas estancias) o dinámicos (que pueden trasladarse). Su coste, en cualquier caso, es muy elevado respecto a los aparatos eléctricos tradicionales: pueden conseguirse en el mercado desde 2.000 euros. Gracias a los acumuladores se puede aprovechar la tarifa nocturna y ahorrar más del 60% en consumo eléctrico. Sin embargo, el kw/h consumido durante el día lleva un recargo con respecto a la tarifa convencional, lo que invita a valorar cuidadosamente la idoneidad de optar por este sistema.
  • Estufas de butano: es uno de los métodos más tradicionales, pero que actualmente se instala en un porcentaje muy reducido de viviendas (básicamente rurales). Su coste es de los más baratos (las estufas pueden conseguirse desde 30 euros y las bombonas de butano cuestan en la actualidad 13,19 euros). Su contaminación es de las más altas y su eficiencia energética de las más bajas. Solo son recomendables para calentar espacios reducidos. Entre sus desventajas conviene mencionar que una vez apagada la estufa, la sensación de calor desaparece rápidamente.
  • Bombas de calor: Se trata de sistemas mixtos, capaces de dar calor en invierno y frío en verano. Su peculiaridad es que cuentan con un climatizador que absorbe el aire, lo filtra y lo devuelve frío o caliente, según las necesidades. Permiten mantener una temperatura constante en la vivienda. Lo habitual es que se trate de equipos independientes, aunque son mucho más recomendables los sistemas centralizados, en los que el calor transferido por la bomba es distribuido por una red de conductos de aire y rejillas o difusores (lo más usual) o mediante tubos con agua caliente a través de los cuales se hace pasar aire. La ventaja del sistema es su alta eficiencia: por cada kw/h de electricidad consumida se transfieren entre 2 y 4 kw/h de calor. Su inconveniente es que cuando las temperaturas son muy bajas funcionan peor, al tener dificultades para captar el calor del ambiente exterior. Algunos equipos, en ese caso, recurren a resistencias eléctricas de apoyo. El coste del aparato parte de los 1.000 euros, aunque la instalación puede elevarse hasta los 3.000 o los 6.000 euros.

revista consumer.es

 

 
 
 
 
 
 
 
 


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