Cómo hacer de la crisis una oportunidad
Una época de crisis de valores no es una época de muerte ni de amenazas, sino de mutación y de posibilidades. Pero es una época de posibilidades sólo para aquel que esté habilitado para la búsqueda, para la elección y la afirmación de lo nuevo que se anuncia en sus ganas. Para vivir en un mundo tan abierto e incierto como el actual es necesario aprender a navegar en aguas movidas.
Para quien sólo esté dispuesto a moverse desde certezas y verdades que ya no ordenan el mundo ni rigen la realidad, los tiempos que corren representan una seria amenaza: por eso este tipo de personas suelen pasarse todo el tiempo entre la queja y la añoranza.
La crisis de valores pone en jaque especialmente a los utópicos, a aquellos que pretenden volver al pasado o fijar al mundo en una forma definitiva de ser. Porque hoy los utópicos no son los que apuestan al cambio y aceptan lo diferente, sino los que siguen creyendo en la fijeza y la estabilidad de las cosas.
En una primera mirada, los hombres y mujeres como nosotros, formados para un mundo estable, vemos al mundo en crisis como un caos. Nos asustamos y nos sentimos amenazados. Sólo alcanzamos a ver por todas partes señales de descomposición. Rara vez nos detenemos a pensar que en la crisis subyace la posibilidad de que nazcan formas diferentes, tan afirmadas y vitales como las que rigieron en épocas anteriores.
Sucede en la naturaleza: durante un terremoto, la tierra se mueve, se resquebraja y deja aparecer formas nuevas. Obviamente se trata de un evento tan traumático que mientras acontece nadie puede detenerse a pensar en esto. Pero lo cierto es que, sin importar cuán extremo sea el caso, las crisis siempre llevan implícita la posibilidad de que algo deje de ser de cierta manera para darse de otra.
En el mundo de hoy, afectado por una crisis de valores estructural, se abre más que nunca la posibilidad de afirmar el juego propio de cada cual, apelando a la creatividad y a la propia autoría existencial. De lo que se trata es de aceptar el desafío, reflexionar creativamente sobre nuestros deseos y posibilidades, y pasar a la acción.
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