Jesús vino a enseñarnos que el camino hacia el Padre era el del Amor y no el del temor como hasta entonces lo había sido. Al aceptar morir, quiso enseñarnos que la muerte es solo una parte de la vida y que por lo tanto no debemos temerla, sino estar dispuestos a cumplir la voluntad de Dios con la misma sumisión y amor que Jesús se entregó a ella. “En tu vida temporal la criatura finita y la voluntad del Creador infinito, deberían llegar a ser una sola”1327, si así fuese no temeríamos a la muerte, porque tendríamos la certeza que hay otras mansiones donde continuaremos nuestra ascensión al Paraíso, y que solo morimos para renacer en los mundos de estancia.
"Jesús quiso vivir una vida mortal plena en la carne en Urantia. La muerte es ordinariamente, parte de la vida. La muerte es el último acto del drama mortal. En vuestros esfuerzos bien intencionados para escapar a los errores supersticiosos de la falsa interpretación del significado de la muerte en la cruz, debéis evitar el grave error de no percibir el auténtico significado y la verdadera importancia de la muerte del Maestro.Jesús no murió para rescatar al hombre de las garras de los gobernantes apóstatas y de los príncipes caídos de las esferas. El Padre en el cielo nunca concibió una injusticia tan burda como la de condenar un alma mortal por las malas acciones de sus antepasados. Tampoco fue la muerte del Maestro en la cruz un sacrificio consistente en pagarle a Dios una deuda que la raza humana le debía.2019" como nos han hecho creer las religiones. " Este concepto de expiación y salvación a base de sacrificios está arraigado y anclado en el egoísmo. Jesús enseñó que el servicio al prójimo es el concepto más alto de la hermandad de los creyentes espirituales. La salvación debe darse por sentado por los que creen en la paternidad de Dios. La mayor preocupación del creyente no debe ser el deseo egoísta de la salvación personal, sino más bien el impulso altruista al amor, y por lo tanto al servicio del prójimo así como Jesús amó y sirvió a los hombres.2017"
Aun cuando Dios fuera un monarca que aplicara la justicia, no podría sentirse satisfecho “con el esquema infantil de sustituir a un sufriente inocente por un ofensoror culpable” 2017. Jesús no murió en la cruz para alivianar nuestras culpas, ni para pagar por nuestros pecados, esa responsabilidad sigue siendo nuestra y personal, por eso hacemos mal en mantener la presencia de un Cristo doliente en la cruz, porque eso nos llena de culpa, es una forma del sometimiento a normas establecidas, la muerte de Jesús debe motivarnos a ser cada día mejor, pero no por miedo ni por culpa, sino porque el amor a Jesús nos guía a imitarlo y a amar a nuestros hermanos, como él que murió pidiendo perdón por los que lo crucificaban, para enseñarnos que nuestras deudas serán perdonadas en la medida que nosotros sepamos perdonar, porque " Cuando perdonas a tu hermano en la carne, creas de esa manera en tu alma, la capacidad para recibir la realidad del perdón de Dios por tus errores” 1861.
Jesús, tanto durante su vida en la tierra, como a través de su muerte en la cruz, nos mostró un nuevo camino para unirnos al Padre, el desterró el camino del temor, por el del amor a Dios, pero, como se ama a un padre. Jesús nos enseñó que “para ser consistentes debéis abandonar completamente todos esos conceptos primitivos sobre Dios, como un monarca ofendido, gobernante rígido y todopoderoso, cuyo mayor deleite consiste en sorprender a sus súbditos en el error y en asegurarse de que sean castigados debidamente, a menos que, otro casi igual a él mismo, ofrezca sufrir por ellos, morir como sustituto y en su lugar” 2017.
"Lo extraordinario de la muerte de Jesús, tal como se relaciona con el enriquecimiento de la experiencia humana y la expansión del camino de la salvación, no es el hecho de su muerte, sino mas bien la manera superior y el espíritu incomparable con que se enfrentó a la muerte. “Jesús convirtió la cruz en el símbolo eterno del triunfo del amor sobre el odio y de la victoria de la verdad sobre el mal”2018, por eso no debemos recordar a un Dios doliente, sino a un Hijo triunfante que dio su vida por amor. “La cruz no es el símbolo del sacrificio del Hijo de Dios inocente, en sustitución de los pecadores culpables, ni para apaciguar la ira de un Dios ofendido” 2019 sino el Camino para conocer el amor y el perdón.
" Aseguraos pues de que cuando contempléis la cruz como revelación de Dios, no miréis con los ojos del hombre primitivo, ni con el punto de vista del bárbaro posterior, pues ambos consideraban a Dios como un Soberano severo de dura justicia y rígida ley. Más bien aseguraos de que veis en la cruz la manifestación final del amor y de la devoción de Jesús en su misión de la vida en autootorgamiento a las razas mortales de su vasto universo. Ved en la muerte del Hijo del Hombre la cumbre del amor divino del Padre por sus hijos en las esferas de los mortales. La cruz retrata así la devoción del afecto voluntarioso y el otorgamiento de salvación voluntaria sobre los que están dispuestos a recibir estos dones y esta devoción. No hubo nada en la cruz que el Padre solicitara, sólo lo que Jesús tan voluntariamente dio, negándose a evitarlo. Sabemos que la muerte en la cruz no fue para reconciliar al hombre con Dios sino para estimular al hombre a la comprensión del amor eterno del Padre y de la misericordia sin fin de su Hijo, y para difundir estas verdades universales a todo un universo. 2019"
La mejor manera de acompañar a Jesús es permitiendo que sus enseñanzas se hagan operativas en nuestra vida cotidiana, no solamente hoy, sino siempre.
yolanda silva solano