Tiempo de cambios bruscos
Corren tiempos de profundos cambios en nuestras condiciones de vida, y también en nuestras maneras de ser y vivir.
Muchos sentimos que nuestra vida no nos satisface, estamos permanentemente inquietos y la felicidad nos suena como una lejana utopía. El desgano, el estrés o el aburrimiento nos amenazan. En suma: hemos perdido el entusiasmo por la experiencia de vivir, y esta crisis pone en juego la riqueza de nuestra existencia.
Esa crisis es lo que vivenciamos cuando no sabemos cómo orientar la crianza de nuestros hijos. Cuando nos oprime la contradicción entre la necesidad de ganar dinero y el desinterés o el desagrado con nuestra situación laboral. Cuando sentimos que se debilita la pasión en nuestra pareja. Cuando sentimos que querríamos vivir en otro lugar...
El problema es que no hay otro lugar. El mundo está en crisis, y la crisis nos acompañará a todos lados, porque también está en nosotros. Para salir de esta encrucijada sólo nos queda la opción de transformar nuestra manera de ver y experimentar la vida.
Vivir en una situación del mundo tan cambiante como la que nos toca en este principio de milenio, no es cosa sencilla. No es que la época en sí sea más difícil: sucede que hemos sido preparados para vivir en otra realidad, en una forma de las cosas y de la vida que está dejando de existir. Y esto ocurre tanto en el plano laboral como en lo afectivo, en lo ético (las ideas de lo que es bueno y lo que es malo), en lo estético (lo que es lindo y lo que es feo), etc. En este contexto, aferrarse a lo conocido es intentar detener el tiempo; es como tratar de parar el viento con la mano...
Necesitamos abrirnos al espíritu de los tiempos actuales y encontrar las maneras de existir en esta realidad cambiante, con formas y estilos que nazcan desde nuestras ganas más profundas. Precisamos crear formas de vivir en sintonía con ese presente en el que ya no sirven las recetas existenciales del pasado.
leopoldo kohon
pensarlavida.com.ar
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