- Hace siglos que procedemos así, y copiamos a partir de la copia precedente, pero tu puntualización es buena, hijo.
A la mañana siguiente, el padre abad desciende a las profundidades del sótano del monasterio; una caverna donde están preciosamente conservados los manuscritos y pergaminos originales.
Donde hace siglos que nadie ha puesto los pies ni abierto los cofres que los contienen.
Se pasa allí la mañana entera, después la tarde, después la noche, sin dar señales de vida.
Las horas pasan y la preocupación crece hasta el punto en que el joven novicio se decide a ir a ver qué es lo que pasa.
Baja y encuentra al padre abad completamente ido, las vestiduras desgarradas, la frente ensangrentada y golpeándose sin parar la cabeza contra los venerables muros.
El joven monje se precipita sobre él y le pregunta:
-Padre abad, ¿qué le sucede?
CARIDAD!...¡CARIDAD...!
¡Eran votos de "CARIDAD" los que teníamos que hacer... no de "CASTIDAD"!
Un saludo de
El Viajero