Los chimpancés sienten la muerte de sus congéneres de un modo muy similar al de los humanos, revelan dos estudios pioneros publicados en la revista Current Biology.
“Los datos de las observaciones revelan que la percepción de la muerte en esta especie está mucho más desarrollada de lo que se creía hasta ahora”, destacó James Anderson, de la Universidad de Stirling, en Escocia, y responsable de uno de los dos trabajos. En concreto, Anderson y su equipo de la universidad escocesa de Stirling observaron en un vídeo a un grupo de chimpancés durante la agonía de “Pansy”, una hembra vieja del Blair Drummond Safari Park. En los días anteriores a la muerte de la hembra, el grupo estuvo muy silencioso y le prestó mucha atención, y justo antes de morir fue acicalada y acariciada por sus congéneres.
Los animales parecieron buscar en ella signos de vida una vez fallecida y, aunque poco después se marcharon, su hija se quedó con ella toda la noche. Además, el grupo mantuvo una actitud respetuosa y callada cuando el cadáver fue retirado por los cuidadores y durante varios días los primates evitaron dormir sobre la plataforma donde se produjo la muerte, pese a ser un lugar habitualmente elegido para descansar.
“En general, hallamos varias similitudes entre el comportamiento de los chimpancés hacia la hembra antes y después de su muerte y las reacciones de los seres humanos ante la desaparición de un miembro anciano de la comunidad o de un familiar, pese a que los chimpancés no tienen creencias religiosas o rituales funerarios”, señaló Anderson.
El segundo estudio, a cargo de Dora Biro y sus compañeros de la británica Universidad de Oxford, describe el caso de dos hembras en estado natural de un bosque guineano, cuyas crías, de uno y dos años, murieron a causa de un virus respiratorio. Durante semanas e incluso meses, ambas madres llevaron encima los cadáveres ya momificados de sus bebés, quizás incapaces de aceptar lo ocurrido, según sugieren los científicos.